Sendos trabajos han demostrado la importancia de la competencia emocional (Goleman, 1995) en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Generar espacios para reflexionar, expresarse e intercambiar vivencias personales es una vía, casi segura, de que nuestros estudiantes recuerden los contenidos y los transfieran a diferentes situaciones de aula.
Las artes, en todas sus manifestaciones, son excelentes recursos para llevar por buen camino lo expresado anteriormente. Proporcionan a su creador y a quienes tienen contacto con sus obras, un abanico de experiencias que oscilan entre lo agradable y placentero hasta lo terrorífico y triste, si a sentimientos nos referimos.
En esta entrada nos centraremos en la música porque es un medio fascinante para abordar el funcionamiento del cerebro, comprender el proceso creativo, sumado al impacto que en el espectador-oyente produce el valor implícito de la composición y su interpretación.
"La música se distingue de otras artes en que no solo ocurre en un espacio y tiempo -cuya percepción puede ser posterior , en grabaciones-, sino que es posible asistir al propio acto de interpretación. Así, puede existir una inmediata conexión emocional entre intérpretes y público, [...]" (Maojo, 2019)
Hecho compartido en cierta medida con el teatro y menos con la pintura o la literatura.
Las canciones y sus melodías representan textos ricos que facilitan el aprendizaje significativo porque quedan grabadas en nuestra memoria acercando historias, momentos y espacios. Y, sin duda, el motivo principal para explotar el componente musical es y será el elemento motivacional. La influencia afectiva colabora con la creación didáctica facilitando el desarrollo de los objetivos y la fijación de los contenidos.
De ahí que los conceptos desarrollados por Daniel Cassany (1994) no pierden relevancia.
Escuchar, aprender y cantar canciones en clase es una práctica de valor didáctico incalculable. Son textos orales ideales para practicar aspectos como el ritmo, la velocidad y la pronunciación correcta...; además, como actividad lúdica, las canciones suponen una alternativa a otros ejercicios de repetición poco motivadores (…)
Sin embargo, el profesor o la profesora de español para niños y adolescentes en especial, precisa contar con una visión pedagógica muy actualizada y de espectro lingüístico muy flexible, ya que las letras de las canciones de los ritmos presentes en la discografía de hoy en día suelen generar incertidumbre y hasta rechazo como modelo lingüístico para clase.
Ejemplos de este panorama podrían ser:
el reggaetón que es un género musical nacido de la mezcla de reggae jamaicano en Panamá con la influencia del español local. Sus letras contienen palabras que nos suenan atrevidas o que marcan una fuerte carga de vocablos relativos al sexo, al machismo y falta de valoración de la mujer.
el rap que un género musical de origen estadounidense caracterizado por el uso de rimas vocales y que forma parte de una expresión cultural más grande llamada hip hop.
El Hip hop es una cultura que incluye varias expresiones artísticas como el grafiti, el baile, las rimas (rap) y la música.
La realidad es que precisamente al rozar la línea de lo prohibido, no aceptado por los adultos e incluso, violento y trasgresor, resultan ser la música y modelos culturales seguidos por la población joven, necesitados de construir (y con justicia) su propia personalidad e identidad social.
De hecho, en las encuestas a profesores de distintos contextos como por la misma experiencia de clase es común escuchar nombres de artistas como Rosalía, Daddy Yankee, Wisin y Yandel , Don Omar, María Becerra o Wos, Calle 13 entre otros exponentes de los citados géneros musicales.
Daddy Yankee, Wisin & Yandel, Calle 13, Wos, Rosalía
Por otro lado, la cultura subyacente y la marcada influencia que los músicos ejercen sobre las franjas etarias de 12 a 24 años constituyen una fuente de inspiración para aprender español.
Entonces, ¿por qué no tratar de extraer muestras de lengua, crear espacios para la interculturalidad, buscar la excusa gramatical para explotar las canciones? o ¿desarrollar el pensamiento crítico y la conciencia fonológica que las letras y sus vocablos podrían aportar a las actividades?
En otras palabras, prohibir y censurar no los alejará de sus intereses y preferencias ni les brindará un "idioma limpio y puro".
“Si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñábamos ayer, les estaremos robando el futuro”. (John Dewey).
La propuesta consiste en utilizar las canciones con objetivos y contenidos determinados. Es decir, si cantar y bailar son actividades placenteras y divertidas, incluso motivadoras, comprender el vocabulario, construir las redes léxicas correspondientes y abrir el camino para el discurso "adulto" serán tareas para aprender otras formas de expresarse.
Como docentes guiarlos, sin miedos pero con respeto, a analizar el mensaje oculto o explícito de cada verso para generar el debate y por ende, el pensamiento crítico responsable como estudiante y como ciudadano.
Asimismo. trabajar los contenidos léxico semánticos en contexto mediante los vocablos, colocaciones, expresiones diversas. Se trata de integrar el uso real de la lengua, las metáforas y las personificaciones como vías directas contra la violencia, el mal trato y el acoso. Hechos presentes en la letra de los rap como denuncia viva de los problemas sociales, la desigualdad
y el racismo.
Por otro lado, son excelente oportunidades para el estudio de variantes lingüísticas. Por ejemplo, el rap llanero de Colombia ofrece una oportunidad para examinar formas particulares de expresión y dialectos regionales. Además pueden ayudar a mantener vivas la lenguas y dialectos de los pueblos originarios como ha sido el caso del guaraní en ciertas zonas de Brasil.
E incluso facilitan ejercicios de traducción como también interpretar matices y estilos del discurso.
Otras estrategias significativas a partir de las letras estudiadas es la creación de nuevos contenidos e invitar a escribir las propias letras de rap en español como también la práctica de la oralidad , aspectos de la pronunciación, el ritmo y la entonación.
Es oportuno también mencionar que otros
géneros musicales, como cumbia, bachata
o salsa, ofrecen temáticas diversas como
la salud, la medicina alternativa o las
prácticas originarias.
Entre las canciones se podrían mencionar
La cumbia del mole de Lila Downs, Para el dolor de Ana Laan, o Me sube la bilirrubina
de Juan Luis Guerra, cuyas explotaciones están
desarrolladas en el libro La clase de música
de Matilde Martínez Salles".
Las inteligencias artificiales generativas (IAG) son herramientas multifacéticas facilitan diseñar actividades didácticas que abarcan la comprensión auditiva y lectora, la expresión escrita y la construcción del discurso oral o la creación de un texto visual o audiovisual.
La letra de una canción y su melodía, más allá del ritmo y género, encuentran en las IAG el variopinto tecnológico apropiado para respetar los estilos de aprendizaje y la construcción de saberes.
A su vez, la posibilidad de extraer los contenidos gramaticales, su práctica en la construcción de los nuevos versos, personalizar el aprendizaje y afianzar el trabajo colaborativo y cooperativo.
Por último, y sin restarle importancia, la fuerte presencia de contenidos culturales y sociopragmáticos transforma los estribillos en compendios de Cultura y de cultura ya que son un espejo de la sociedad en la que habitan , participan y construyen su identidad nuestros estudiantes.
“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”. Platón
Los conceptos expuestos nos permiten afirmar que las canciones son textos multimodales porque incluyen la letra escrita, el audio y en la mayoría de las obras, el vídeo. Diseñar una propuesta didáctica incluyendo el componente musical habilita a integrar el ecosistema mediático y los mecanismos de las inteligencias artificiales generativas como escenarios para descubrir, fortalecer y expandir la competencia lingüística. Y por ende, favorecer la comunicación auténtica para los adolescentes de la sociedad de la Tecnología, el Empoderamiento y la Participación.
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Referencias
Cassany, D., Sanz, G. Luna, M. (1994). Enseñar lengua. Barcelona: Editorial Grao, S.L.
Goleman, D. (2001) Inteligencia emocional. Kairós.
Fritzler, M. (2024) Wos, amo y señor del freestyle. Punto y coma, audio revista para mejorar tu español.
Maojo, V. (2018) El cerebro musical: Entre la neurociencia, la tecnología y el arte (Neurociencia & Psicología) Editorial Salvat.
Martínez Salles, M. (2012) La clase de música. Editorial Difusión