El encuentro de amigos y compañeros de diferentes nacionalidades reunidas por el interés de escuchar una historia y compartir experiencias, fue, es y seguirá siendo, un motor para crear y tender puentes. Y si detrás de ese interés se mueve preservar la identidad y fortalecer la lengua de herencia, no cabe duda, creo, que la vida toma otro ritmo y el disfrute le quita espacio a la realidad.
Esta reflexión tuvo eco durante la Tertulia literaria La ambulante organizada por Walter Ligán, escritor de profesión y médico como afición, que cuenta con la colaboración de los hispanohablantes, en especial de Latinoamericanos, de Colonia y sus alrededores.
Muy felices con la invitación y hasta con un poco de orgullo argentino, ofrecimos junto con Claudia Demkura una charla sobre María Elena Walsh. Intentamos ser ese puente para transitar desde su niñez rodeada de música, libros y naturaleza, su riquísima obra de literatura infantil, su cancioneros increíble, su comprometida escritura para adultos hasta emocionarnos con su cálida sinceridad al final de sus días.
Dejando de lado el contenido de la charla, lo importante de esta entrada es contarles el clima vivido en ese sitio: el diálogo inspirado en la historia común, el sentir entre las palabras la voluntad enorme que jugarle la partida al desarraigo, las ansias de cantarle a la herencia, reírse en su lengua y sobre todo, las ganas enormes de no permitirle la huida a la identidad, estuvieron presentes.
Ver a esas personas venidos de diferentes latitudes de América Latina atentas a nuestras palabras, mirar el brillo de sus ojos y escuchar sus preguntas, nos emocionó. Pero más allá de nostalgias o recuerdos, más allá de la literatura en sí, conocerlos nos permitió conversar con hombres y mujeres que valoran su nueva casa, que agradecen la posibilidad de un trabajo-muchas veces lejano a su profesión- como tampoco dejan de reconocer la fuerza que la cultura y lengua alemana les aportó.
Esa velada sentimos como alimentan lo cotidiano con la literatura y el idioma. Percibimos el baile armonioso entre las raíces y el desarraigo, el exilio forzado en algunos casos y la búsqueda de un futuro mejor, en otros.
Creo que de esos se trata: componer el rompecabezas de las partes de la historia que todos nos llevamos cuando abandonamos nuestro país, sin olvidar el origen e inventar los pasos más firmes para construir y construirse, para fuera y para adentro.
Y María Elena Walsh nos acompañó, "un poquito caminando y otro poquitito a pie" con sus propias experiencias, con su verdad e integridad para que "jugar en el mundo" no nos sea tan difícil.
Gracias a Myriam, Carlos, Walter, Ricardo y a todos los asistentes a la Tertulia literaria La ambulante!